Teniendo en cuenta lo vivido el año pasado, ¿qué características debe tener hoy un líder?

El líder actual debe ser un eterno aprendiz: resiliente, flexible y trabajar por productividad, no por horas dedicadas. Debe ir por el resultado. Ser resiliente es aprender a cambiar sobre la marcha sin desanimarse. Ser un aprendiz permanente, no solo con las nuevas tecnologías, sino también a nivel cultural, de gestión de equipos y, por supuesto, conocer lo que está pasando en la sociedad. Nosotros, al trabajar en comunicación interna y cultura, destacamos la importancia de reconfigurar cómo se genera la comunicación, cómo se llevan adelante los proyectos en las compañías, cómo los líderes le hablan a sus colaboradores y cómo los colaboradores se hablan entre ellos.  

¿Cómo pensás que va a ser el liderazgo del futuro?  

Mucho menos jerárquico. El entusiasmo va a estar dado por llevar adelante proyectos y conseguir lo mejor de las personas. El líder va a dejar de ser una estrella para convertirse en un gran DT. Por eso es importante el aprendizaje y la evolución de los líderes. Hay que quitarse las capas del ego y lograr que los demás brillen. Hoy todo es muy poroso: la sociedad se mete en la compañía y la compañía se mete en temas sociales, los colaboradores se meten en marketing y viceversa. De esta manera se construye una comunicación más auténtica.  Por ejemplo, uno puede desarrollar una campaña publicitaria que diga “somos la barrita de chocolate más rica”, pero si un empleado dice “yo se lo doy a mis hijos, es lo más sano que hay”, sin lugar a dudas, ese mensaje es más auténtico. Hoy estamos detrás de eso, de lo auténtico. 

¿Qué lecciones nos deja el 2020?

Nos tenemos que olvidar del horario laboral de 9 a 18, el home office llegó para quedarse. En Estados Unidos, el cinco por ciento de las personas hacían home office, y con la pandemia esto se potenció. Otra lección aprendida es que la transformación primero tiene que ser  analógica y después tecnológica. Otro gran aprendizaje es la manera de gestionar y de trabajar. Por ejemplo, si un jefe era controlador y evaluaba de cerca a sus colaboradores para ver qué y cuánto hacían, de repente, tuvo que cambiar. Ahora, ¿qué hace el jefe? El jefe ganó un aprendizaje forzado, tuvo que aprender a relacionarse y a gestionar de otra manera y desde otro lugar.  

En cuanto a la reconfiguración del trabajo y a cómo se habita el espacio de trabajo, muchas compañías en la Argentina -y en el mundo- están saliendo de los espacios asignados a las personas. Los empleados no vamos a volver a trabajar todos los días. ¿Qué sentido tiene ese espacio?. El espacio es dinero y debe ser utilizado responsablemente. El empleado gana: gana porque tiene la oportunidad de quedarse algunos días en su casa y no gasta dinero ni tiempo en transporte. Gana en libertad. Y también gana la compañía a nivel de mantenimiento, de facilities, y esta ganancia es tendencia. Pero también ganan las ciudades porque hay menos tránsito, accidentes, smog. ¿Hay detractores? Sí. Pero estamos en esa transformación y se está habilitado a nivel mundial, no solamente en Argentina. 

¿Qué habilidades o conocimientos son y serán importantes en los próximos cinco años en las organizaciones?

Una de las habilidades fundamentales es ser un buen comunicador. En la actualidad, todos somos comunicadores: como agencia, como colaborador, como líder o como padre e hijo; pero es clave que se pueda dar un paso más: saber decir y asegurarse qué es lo que se entiende de lo dicho, lo que nos lleva a otro plano, el de nuestra cultura. Otra habilidad es ser autodidacta. De acá a cinco años, va a ser muy importante que haya personas autodidactas para mantener su empleabilidad. Por ejemplo, si se estudió algún lenguaje de programación que quedó obsoleto, va a ser clave decidir hacer algo que conserve la empleabilidad. Si se estudian los lenguajes que requieren las empresas o que estén en auge, aumentan las posibilidades de ser empleable.

¿Qué consejos le darías a quien quiere trabajar en Comunicación Interna? 

Especializarse en Comunicación Interna implica conocer las últimas herramientas y canales que pueden ayudar al trabajo y a la gente. Es sencillo: en donde pongas tu tiempo y tus recursos, es donde florecerá. En CHANGE, entendemos que “cada empresa es un mundo”. Buceamos para entender cómo se comporta la gente y cómo es la dinámica entre las áreas. Creemos que es importante entender qué es valioso para el otro. Y lo valioso para una organización puede no serlo para otra. Por eso, es clave profundizar, permanentemente, sobre temas de gestión del cambio y agilidad.