A raíz del Covid-19 ¿a qué cuestionamientos, dudas o certezas le hizo enfrentar el aislamiento y distanciamiento social?

Cuando comenzó la cuarentena tuvimos que hacer una estrategia diferente, debido a la costumbre de trabajar con las personas en un “uno a uno”. Es cierto que si uno atiende sólo a sus propios intereses, se deteriorará la performance de la empresa globalmente.

Ahora es importante ver cómo hacer para encontrarse con otros, que ahora están encerrados, intentando realizar el trabajo que su jefe les pide de inmediato, sin contar todos sus problemas personales. Llegué a la conclusión de que el ser humano es frágil y que, si en la sociedad no aprendemos a cuidarnos entre todos, el día de mañana pagaremos los costos de no haberlo hecho oportunamente. Estas cosas no se explican ni trabajan en los medios. Me gustaría ver más profesionales que hablen menos de la vacuna y más del impacto en los niños y la escuela, en los adultos y la falta de contacto con sus familiares; cuánto nos costará esto socialmente. Quisiera verlo traducido en aspectos económicos.  La sociedad necesita de todos y cuando no hay cuidado, muchos quedan en el camino, con o sin covid.

 ¿Cómo se ve en 5 años? ¿Qué objetivos profesionales espera alcanzar en ese plazo?

Actualmente estoy en la “revolución senior”, o la generación silver. Es una realidad que en las empresas uno tiene tarjeta de vencimiento pasando los 50 años, sin embargo, varias personas que entraron en retiro voluntario en cuarentena también eran jóvenes recién contratados y adultos con larga trayectoria con sueldos altos. 

Trabajando mucho y estudiando permanentemente, no le tengo miedo a fechas de caducidad. Si realmente uno adopta su carrera profesional y la nutre, la fecha de caducidad no importa. El año pasado me certifiqué en el sistema de implementación de anticorrupción ISO 37001, en ciberseguridad y fui profesora de varias universidades durante la cuarentena, una de ellas fue la UCEMA, en Data Governance.
Si no nos incorporamos como seniors, no podemos mantenernos en el mercado. Actualizarse es esencial. Es importante también para los jóvenes que no quieran tener una fecha de caducidad en su carrera o empresa, ya que nos la sacamos en el momento que nos convertimos en un recurso valioso como empleados. 

De aquí a 5 años me veo contribuyendo y agregando valor a las compañías con una visión integral.  Estoy desarrollando en este momento mi propia consultoría en Compliance, “Compliance by Design”, donde veo el futuro de compliance implementándose en las compañías no de forma forzada, sino desde que nace.  La mayoría desarrolla todos los procesos de negocio y después compliance controla, por lo que se superpone con auditoría, a pesar de que debe estar allí desde el inicio –por ejemplo, tienen que saber que no se puede pagar o recibir dinero previo al desarrollo del producto-. Hoy compliance es una visión de 360 grados, es para la gestión del recurso humano, para cuidar la estrategia del negocio, para ayudar a la compañía a que se proteja de sí misma y que no viole leyes y reglamentos, especialmente de anticorrupción o de competencia, sobre todo en el cuidado de su marca.

Si tuviera que iniciar hoy su carrera nuevamente, ¿cambiaría algo? ¿qué?

Mi carrera se fue construyendo sola, en función de mi estudio y formación permanente. Yo nací en Resistencia, Chaco.  A los 21 años el Banco para el que trabajaba -que estaba intervenido por el Banco Central- fue uno de los primeros Bancos liquidados. Me ofrecen ir a Córdoba o Buenos Aires. Si pudiera haber hecho algo diferente, hubiera venido a Buenos Aires, porque es donde se crece más profesionalmente y  el nivel adquisitivo de los sueldos del interior es muy diferente al de Buenos Aires y no es tan competitivo. Pero Córdoba sí me permitió hacer carrera en una ciudad donde se hace networking cruzando la calle, diferente al de las grandes ciudades.

La vida me sorprendió, hice cosas que nunca hubiera pensado hacer, tuve situaciones que debí sobrellevar y que me empujaron a tomar decisiones en el trabajo. Luego, terminé trabajando en Italia 12 años en el sector de auditoría en la corporativa de Fiat, trabajar ahí implicaba viajar a Canadá, Francia, España y todos los otros lugares donde estaba Fiat. A los auditores de Fiat no les gustaba estudiar las leyes para después controlar qué es lo que se hacía, a ellos le gustaba más la línea de producción, con los autos y las concesionarias, que era la parte de auditoría operativa. Lo hacían perfecto. Pero la parte de auditoría regulatoria no. Toda esa rama la tomé yo y desarrollé el equipo de compliance con muchas abogadas mujeres, esa fue la veta constructiva que yo tenía en mi vida: ayudar a la gente a desarrollarse profesionalmente.
Iba a las universidades, daba conferencias y los chicos me daban sus currículums, con los que hacía una preselección. En determinadas universidades y con este tipo de recruiting, en 12 años debo haber tenido un enrollment de 300 jóvenes profesionales que entraban y hacían su carrera –ya que en auditoría en dos o tres años podés prepararte y cuando entrás, ya estás en condiciones de cubrir esa posición-. Hoy en día tengo muchos de esos chicos en redes sociales, contándome sobre su familia. Seguimos en contacto, a veces hago un posteo local y no lo entienden, pero me traducen con Google y me mandan sus opiniones. En Córdoba también sucedió, porque cuando trabajé en contaduría se dio una estampida: antes nadie le daba importancia y solo se sacaba el balance, sin hacer preguntas. Hasta que entré con la decisión de realizar control interno y desarrollar a los chicos jóvenes que estaban estudiando.

Lo importante es fluir a través de la pasión, si algo te gusta lo mejor es hacerlo, estudiar y saber que depende de vos y que si no es en una empresa, será en otra. Invertir en uno mismo es lo más importante que tiene el individuo, ahora más que nunca.

Con respecto a la presencia de mujeres en directorios y los cupos femeninos ¿cree que la pandemia genera algún cambio u oportunidad?

No, las oportunidades que surgen son el resultado de un fuerte trabajo que estamos haciendo desde diferentes grupos, que también se vienen trabajando en la sociedad y el ámbito político desde hace varios años. Por ahora, para el ruido y el trabajo que se hace, es muy bajo el resultado. La inclusión de mujeres se puede ver en las compañías por el impacto económico en las empresas donde el board tiene una cuota femenina decisoria, que ya está probado con varios estudios de Harvard, el MIT y McKinsey.  

Pero se necesitan personas en el directorio que ayuden a cambiar el curso de la compañía con éxito, creando un equilibrio más sostenible en el tiempo. Pero se sigue viendo rechazo desde algunos directorios a tomar en cuenta el valor y las competencias femeninas no por la integración de la mujer, sino por la verdadera inclusión en un directorio. De la misma forma, nunca vi en un directorio integrado de ninguna empresa, de ningún grupo económico a una persona con discapacidad motriz. Aunque su cerebro esté perfecto, hayan estudiado y estén certificados y tengan mucha competencia diversa en comparación al resto de su equipo, nunca están incluidos. Trabajando en estudios de abogados me sorprendí una sola vez por ver una abogada así, muy capaz, trabajando conmigo en compliance. Pero fue una vez en 40 años. Cuando se habla de inclusión también pienso en personas que pueden ser hombres mujeres o transgénero, pero que no han sido incluidos y pueden dar mucho, porque están muy preparados, pero les es más fácil incluir a alguien que conocen hace tiempo y se convierte en director de la noche en la mañana.  Desde el IGEP, donde se certifican directores, se habla de profesionalizar los directorios: se realizan campañas en empresas para que se utilicen estándares de buenos directorios. Hay premios nacionales a los buenos directorios, las empresas se pueden inscribir y en el proceso, se les ofrece que hagan una evaluación de la calidad utilizando los altos estándares, pero pocos se anotan.

Antes no había tantas mujeres en posiciones de liderazgo en los directorios porque con el “techo de cristal”, varias no querían seguir y tomaban decisiones en base a la vida personal, con el convencimiento de que nunca se podría pasar un cierto nivel. Hoy las mujeres insisten hasta que pasan. Creo que una de las cosas que deberíamos observar más es todo lo referido a la tecnología, que cambió el rol de la mujer, dirigirnos a la rama de lo STEM. Es decir, no necesariamente programar, pero sí saber dirigir equipos con tecnología, inteligencia artificial, robótica y automatización.  

 A raíz de su experiencia profesional ¿qué consejo le daría a un profesional que lleva los primeros años de carrera corporativa?

Lo dijeron Bill Gates y Steve Jobs: mantener la curiosidad toda tu vida. Eso hace que aprendas todos los días algo nuevo. Luego de trabajar, pensar ¿qué es lo que aprendiste hoy? Esa pregunta te va a dejar ser más feliz y sentir que no regalaste todo tu tiempo. Pensar qué es lo que te gusta hacer, qué es lo que mejorarías para trabajar mejor mañana, aunque no lo compartas con tu lugar de trabajo, que sea por uno mismo.  
Es importante aprender a trabajar entre las personas de diferentes generaciones. Serán muy importantes las soft skills, como la administración del tiempo o la comunicación, los dos pilares del desarrollo de una carrera a futuro.

Por otro lado, siempre digo que lo que se hace con pasión, nunca va a pesar. Podrás estar cansado al final del día, pero se disfruta. Con la pandemia, el mundo se dio cuenta que ni siquiera sirve tener millones en el banco, todos pasamos por el mismo tamiz. Estamos revisando nuestro futuro en función de nuestro bienestar.