¿Qué impacto tuvo la pandemia en su empresa y en el área de Auditoría?

Nosotros logramos amortiguar el impacto del cambio coyuntural que produjo la cuarentena en la forma de trabajar dado que el año pasado implementamos dos metodologías, Agile y Kanban, las cuales permiten desempeñarnos sin el contacto físico tradicional con el auditado. Estamos gestionando nuestra función satelitalmente con distintos softwares robotizando tareas, capturando datos directamente de los servidores en línea y en forma remota, con robustas medidas de integridad, confidencialidad y confiabilidad. Cuando comenzaron las restricciones y la imposibilidad de permanecer en un mismo espacio, no tuvimos ningún impedimento funcional y nuestros auditados ya estaban acostumbrados a este “modus operandi”.

El auditor hoy evalúa los datos a distancia y masajea información previamente a tomar contacto con el auditado, lo cual le da la posibilidad de definir alcances reducidos en los trabajos porque hace foco en las cuestiones más importantes.

Toda la información recolectada por el auditor es generada sin interrumpir a la primera línea del negocio. El auditor sólo tomará contacto con el auditado una vez que haya procesado la información y obtenido sus conclusiones preliminares, para luego comunicar al responsable los riesgos potenciales detectados.

¿Esta metodología de trabajo va a perdurar en el tiempo?

Esta metodología llegó para quedarse. Seguramente volveremos a trabajar en un mismo espacio todos juntos como antes cuando haya una vacuna. Temporalmente, mientras el trabajador pueda trabajar de modo remoto, así seguirá.

La metodología Kanban aprovecha los talentos de la gente, maximiza su performance y optimiza su desempeño.

Por otra parte, estamos profundizando la robotización de Auditoría Interna. En este momento estamos utilizando distintos softwares que han permitido eficientizar la gestión de Auditoría.

Adicionalmente, creamos un modelo descriptivo matemático sobre la gestión de las sucursales, a los efectos de establecer donde poner el foco, algo que en estos momentos es de gran utilidad ante la imposibilidad de visitarlas físicamente. En el futuro, cuando exista libre desplazamiento, estos datos servirán para definir las filiales que deban ser visitadas prioritariamente.

Por otro lado, ejecutamos auditorías continuas a través de una aplicación que dispara alertas diarias a los responsables de justificar los desvíos. Y también monitoreamos las redes sociales para detectar inconvenientes que puedan comentar los clientes y coadyuvar a su normalización.

Asimismo, evaluamos vulnerabilidades sobre ciberseguridad, a los efectos de evitar o mitigar los efectos de los ataques de hackers.

Todo esto permite asegurar que nos encontramos en un alto nivel de robotización, lo que le da al auditor, una vez liberado de ciertos procesos manuales repetitivos, libertad para encarar proyectos innovadores focalizados en la implementación de nuevas estrategias, detectar riesgos emergentes y especialmente, disponer de horas para asesorar a la primera línea de defensa.

¿Qué desafíos y oportunidades presenta este contexto tan particular en su sector?

 Justamente, el desafío que tenemos nosotros es que, a través de la robotización, el auditor se libere de tareas repetitivas. Otro objetivo es participar más activamente en la etapa de diseño de los productos y procesos de negocios de la compañía, pudiendo de estar manera anticiparnos y evitar vulnerabilidades que pudieran existir posteriormente.

La idea es contribuir a que los procesos se diseñen dentro de un marco adecuado de control interno. De esta manera, estaremos reinventándonos, sumando al rol primario del auditor la de un asesor de confianza de la Alta Dirección.

¿Qué características debe poseer actualmente un auditor? ¿Y qué habilidades deberá incorporar a futuro?

La empatía con el auditado, el conocimiento del negocio y de los objetivos de la empresa, como así también el trabajo en equipo son claves en este proceso que llevamos adelante en la actualidad. Sólo así lograremos la atención de los involucrados en nuestras revisiones.

Actualmente y hacia futuro las habilidades blandas serán tan importantes como las duras porque el auditor de estos tiempos debe sumar a sus conocimientos profesionales, entre otras cosas, la negociación efectiva, administración de conflictos, trabajo en equipo, empatía, resiliencia y sinergia permanente.

En cuanto a las habilidades duras, respecto a la Metodología Kanban, en la empresa Toyota hace décadas, se dieron cuenta que si un operario de la planta se dedicaba a poner siempre la misma pieza en el ensamblaje de un automotor iba a ser más veloz y efectivo que si tenía que colocar diferentes piezas. Así que cada operario se convirtió en un especialista y con el tiempo adquirió tal velocidad que terminaba siendo tan preciso y rápido casi como lo fue el robot que finalmente lo reemplazó. Así lograron bajar muchísimo los tiempos de producción.

Llevemos ahora esto a la Auditoría. Un auditor actualmente debe conocer de Seguridad Informática, de impuestos, del negocio, de contabilidad y otras decenas de conocimientos.

La metodología Kanban se centra en que cada profesional pueda dedicarse a los talentos que posee, descartando las tareas que no son de su especialidad. Ello evita conclusiones superficiales que requieren profundidad y que por otra parte dilatan innecesariamente los tiempos de las revisiones.

De esta manera, distribuimos entre todo el personal de Auditoría las habilidades que requiere la Gerencia para el desempeño de nuestra profesión. Ya no es un único auditor trabajando en un proceso con sus fortalezas y debilidades, sino un equipo de varios especialistas, cada uno enfocado en un tema puntual.

Con este método, las auditorías cuya duración era de 25 días pasaron a tan sólo 5. Y un auditor puede estar trabajando sobre distintas auditorías simultáneamente.

El futuro pasa por potenciar los talentos actuales de cada persona y contribuir a que se capacite para adquirir nuevas habilidades y así seguir agregando valor coadyuvando al cumplimiento de los objetivos del negocio.

¿Qué le recomendarías a un profesional que esté iniciado su carrera como Auditor?

Tradicionalmente, hay dos tipos de Auditores, el Contable y el de Sistemas. Hoy, al igual que pasó a fines de la década del '90 con la irrupción de Internet, el Auditor de Sistemas una vez más tiene que reinventarse para poder seguir detectando riesgos emergentes.

Actualmente, estamos transitando un momento de similar desafío con el advenimiento de la robotización, la ciberseguridad, el mercado digital, la digitalización de las operaciones, la automatización, la inteligencia artificial, los pagos electrónicos, etc.

El auditor de sistemas inexorablemente debe reconvertirse, salir de su zona de confort y dar un salto de calidad hacia un escenario nuevo, totalmente disruptivo. Los riesgos se suceden a un ritmo cada vez más vertiginoso y producen un impacto instantáneo con una rápida difusión en redes sociales.

Los riesgos emergentes (los que todavía no conozco o, lo que es peor, los que aún no pude detectar pero que posiblemente ya se hayan producido), nos obligan a la autocapacitación permanente.

En cuanto al auditor operativo contable, la digitalización de los procesos y la robotización de las tareas, reduce cada vez más el alcance de sus revisiones tradicionales. Por ello deben capacitarse incorporando nuevas habilidades, como por ejemplo, Data Analytics y revisiones que hagan foco en la eficiencia de la Empresa.

Otro punto importante, que también es un cambio de paradigma, está dado en el vínculo auditor/auditado. El auditor tradicional visita físicamente un lugar, se entrevista con el auditado y le solicita información de todo tipo, la cual en su mayoría finalmente termina siendo irrelevante.

Ahora la ecuación cambió, el auditor masajea a distancia toda la información, saca conclusiones y lo mejor de todo es que le brinda información relevante al auditado para la mejora de su proceso operativo, para el negocio y por sobre todo para el cumplimiento de sus objetivos.

Sencillamente la relación entre ambos, a partir de este momento, habrá cambiado para siempre.